En Argentina, específicamente
en Olavarría, una escuela estaba preocupada por el nivel de violencia de sus
alumnos y por el desorden que estos provocaban en las horas de clases. Los
alumnos hacían diferentes ritmos de percusiones en las mesas de sus salas, sólo
por el hecho de molestar al profesor que estaba haciendo su clase. Fue entonces
cuando una docente se dio cuenta de que en las bromas que hacían los
estudiantes latían condiciones musicales, entonces una idea surgió… con baldes,
tarros y de forma muy rústica, formaron una comparsa para que los adolecentes,
a través de las percusiones lograran canalizar su energía.
Pronto los resultados
se hicieron ver: los niveles de violencia disminuyeron y los estudiantes se
dieron cuenta de que podían utilizar sus capacidades para hacer algo productivo
y placentero.
Esta idea tuvo tanto
éxito que luego, estos alumnos formaron “La Banda de Sikuris”, agrupación que tiene
como objetivo difundir la música de los pueblos originarios.
(Articulo Revista de Educación Edición 339-2009)
Ellos no son La Banda Sikuris, pero es lo que más o menos refleja el trabajo que se hizo con los estudiantes.
Ellos no son La Banda Sikuris, pero es lo que más o menos refleja el trabajo que se hizo con los estudiantes.
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